El Circo Histórico Raluy o cómo desafiar las leyes de la física

Del 17 de junio al 2 de julio, la magia circense se instala en Mao (Menorca)

Vanessa Abad de Taramona | 13/06/2023

Tras un mes de éxito en Mallorca, después de prorrogar una semana más y permanecer hasta el 11 de junio en la isla, el Circo Histórico Raluy muestra su ‘más difícil todavía’ en la vecina Menorca a partir del día 17 de junio.

Cuatro años han tenido que pasar para volver a ver al enorme elenco de trapecistas, equilibristas, malabaristas y artistas internacionales del ‘Raluy’ empujando sus cuerpos y sus sentidos hasta el límite.

Por entonces, en diciembre de 2019, pocos meses antes de la pandemia por el coronavirus, más de 25.000 personas acudieron a ver al espectáculo ‘Fortius’, “un homenaje a aquellos números sorprendentes de los circos de antes”, cuenta William Garibaldi, director técnico del Circo Raluy.

Ahora, con su nuevo montaje, ‘Kirko’el Circo Raluy se ha propuesto que el espectador conozca los verdaderos orígenes del circo y que, asimismo, comprenda porqué algunas personas viven desafiando las leyes de la física. “Para ello hay tres personajes que representan las aptitudes principales que se necesitan y que hemos focalizado en la fuerza, la habilidad y la creatividad. Y a partir de este concepto se desarrolla nuestra historia”, explica Giribaldi.


Decorados artesanales hechos con materiales nobles como maderas, metales preciosos y terciopelos te transportan a través del tiempo para apreciar cada actuación como lo que es; un ejercicio de equilibrio interior y de exhibicionismo, y un camino hacia la comprensión de la más antigua de las artes escénicas. ¿Pero cómo empieza todo?

80 AÑOS DE HISTORIA; CINCO GENERACIONES 

Durante 80 años, cinco generaciones de la familia Raluy se han dedicado de manera incondicional al circo hasta convertirlo en un referente internacional.

En 1972 Carlos Raluy acompañado por sus hermanos Luis, Eduardo y Francis, crean la primera producción de la saga Raluy; el Circo Alabama.

Durante la década de los 70 el circo va creciendo y las producciones se multiplican cambiando la denominación del Circo Moscú y Circo Ringland.

A principios de los 80, decepcionado por el degrado que el circo tradicional padece en España, Carlos decide crear el primer Circo Museo, inspirándose en ellos circos del pasado y reivindicando la importancia y la calidad de las artes circenses. Empieza así el recorrido del Circo Raluy.

“Hay dos formas muy diferentes de ver el circo; el circo contemporáneo, nacido en los años 70, es un circo enfocado para adultos, pero en España, lamentablemente, la gente tiene una percepción del circo tradicional muy infantil. Hoy en día ya hay fusión. En nuestro espectáculo hay mucho de circo contemporáneo y de baile, y esta evolución está haciendo que las nuevas generaciones se acerquen mucho más”, cuenta William.

A raíz de la división entre las familias de Carlos y Luis, en 2016 cierra sus puertas. No obstante, en más de 40 años de giras visitan 18 países de 3 continentes y consigue distintos reconocimientos como la Creu de Sant Jordi, Premio Nacional del Circo, Premio Max (SGAE), Premi Ciutat de Barcelona y la Estrella de Mar (Argentina).

'MÁS DIFICIL TODAVÍA'

Desde 2018, Rosa Raluy, hija de Carlos, acompañada ahora por su marido William Giribaldi, y sus hijas Kimberley y Jillian, está al frente de la empresa asegurando la continuidad del legado del circo más representativo de Cataluña y de España a través del cambio generacional, proyectando el circo tradicional hacia el futuro.


El lema de ‘más difícil todavía’ me encanta –dice William Giribaldi- porque, precisamente, lo que hace el artista es desafiar las leyes y empujar al máximo sus límites. Antiguamente era el de ‘Mira lo que se hacer’ y hoy en día, el circo sin duda lo describiría como: ‘Mira lo que te explico a través de lo que se hacer’”.

EL MOTOR DEL CIRC HISTÒRIC RALUY

El motor del circo y del espectáculo circense son sus integrantes que a través del baile, la dramaturgia y la expresión corporal consiguen llevar el resultado más allá de este concepto del ‘más difícil todavía’, pero también lo son los 24 vehículos históricos que los acompañan: carromatos y carruajes de época, clásicos que te hacen viajar al siglo pasado y adentrarte en la apasionante historia de una gran saga circense que ha mantenido viva su esencia.

“Son piezas que forman parte de la colección de la familia, pero lo que solemos explicar es que no es solo un museo, sino que es un museo ‘vivo’ porque todo lo antiguo que está aquí lo hacemos funcionar y son nuestras herramientas de trabajo”.


Estas piezas de coleccionista ruedan por diferentes ciudades y países para transportar a los espectadores y hacerles disfrutar de una experiencia única. Además, son también la morada de los integrantes del circo, el lugar donde descansan sus sueños. “Nuestra casa”, afirma William.

El carruaje cafetería de diez metros de largo y que fue adquirido por 120.000 euros, es en sí mismo un viaje en el tiempo.
Construido por Mack Waldkirch en 1925, está elaborado con madera maciza de roble alemán y recubierto de techo formado por 90 piezas de cobre de precisión. Un espacio único donde relajarse antes de empezar la función “y donde apreciar una colección de fotos y artículos de prensa muy interesante y trajes antiguos”.

Y es que, cada uno de los carruajes del Raluy tiene una historia. El Látil, antiguamente propiedad de Correos de España antes de que Carlos Raluy se enamorase de él y lo adquiriese, data de 1909. “Una joya que desde 1989 y tras un trabajo de restauración y mantenimiento minucioso, hace de taquilla del Circ Històric Raluy. - cuenta William - Viaja con nosotros en cada espectáculo y es la puerta de entrada a más de una hora y media de diversión”.

BALEARES, EL PERFECTO ESCENARIO PARA SU FLAMANTE CARPA

Después de su paso por Mallorca y de dejar con la boca abierta a casi 20.000 espectadores, la familia del ‘Circ Raluy’ ya se encuentra en Menorca y con las expectativas de 'Kirko' puestas en la ciudad de Mao. Un emocionante show del que disfrutar, desde el 17 de junio al 2 de julio, bajo su flamante carpa instalada junto al campo de fútbol del Sporting Mahonés.


“El espectador balear es muy especial. En Mallorca, por ejemplo, he vuelto a descubrir las caras de sorpresa del público cuando ven la estética o esta atmósfera tan peculiar que se crea. Los cumplidos que hemos recibido y los agradecimientos, se nos quedarán en el corazón por mucho tiempo”, reconoce emocionado William.

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