Nuevo escándalo en Son Reus: “espero que el director, Pedro Morell, y la veterinaria del centro vayan a juicio”
‘Llegaremos hasta donde haga falta’
Vanessa Abad de Taramona | 21/11/2023
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Son Reus sigue acumulando denuncias por parte de exvoluntarios, asociaciones animalistas y particulares ante "la mala praxis" del centro municipal “y el maltrato” que, a su juicio, siguen recibiendo los felinos que traspasan sus puertas.
Nuevos casos se suman a los anteriormente publicados en diferentes medios y RR.SS. De hecho, la asociación Gestión Felina Palma ya lo advirtió en un comunicado: ‘llegaremos hasta donde haga falta’ y así ha sido tras interponer nuevas denuncias ante el Seprona, la Fiscalía de Medio Ambiente y la Dirección General de Derechos de los Animales.
“POR SUPUESTO QUE SE SIGUE SACRIFICANDO EN SON REUS”
Mila, TCE en Son Espases - en la actualidad jubilada - es una de las últimas personas que también ha denunciado ante el Seprona. Lo ha hecho después de "ser testigo de varias acciones lamentables por parte del personal sanitario - según dice- consentidas por el director de Son Reus, Pedro Morell", durante el tiempo que estuvo ayudando en la socialización de los felinos.
“Me hice cargo de ellos por un periodo de dos años a petición personal de Morell. Mi cometido era volverlos mansos para que pudieran darse en adopción y de esta manera evitar el colapso en las jaulas y los sacrificios, cuenta Mila a Crónica Balear que, de primeras, asegura que su llegada no fue bien recibida por parte de una de las veterinarias. "Me preguntó si había venido a controlar cuántos gatos iba a matar. Yo me quedé helada", relata.
Sabedora del estado de los felinos, para su colaboración Mila puso unas condiciones muy concretas. “Primero, que las jaulas no fueran limpiadas a base de manguerazos con chorros de agua fría a presión y con los gatos dentro, ya que esto les alteraba. También pedí cunas y cajas para que pudieran cobijarse y solicité permiso para entrar a jugar con ellos de modo que comenzaran a sociabilizar conmigo con el fin de facilitar así la futura adopción. Por último, pedí que a los bebes se les alimentara con un pienso distinto al de los adultos, ya que sus estómagos son delicados y de este modo evitaríamos diarreas y otras dolencias asociadas a la dificultad para digerir”.
La dirección del centro aceptó sus condiciones - sostiene Mila - por lo que comenzó su labor haciendo que Son Reus pasase de tener 14 gatos en una jaula a entre 6 y 7.
“La gente subía encantada para adoptar uno de los ejemplares y alababan la higiene y el aspecto tan sano y alegre que tenían”, según asegura la exvoluntaria “fruto de las horas interminables que les dedicaba y las golosinas que yo misma les compraba”.
Pero cuando mejor iba la adopción de los felinos todo cambió. “Comenzaron las prohibiciones. De pronto me dijeron que ya no podía dar de comer a los bebés ni jugar con ellos para socializarles. No podía hacer fotos para hacer publicaciones y conseguir así que fueran adoptados. El desastre fue total a consecuencia de parte del personal sanitario”.
Asimismo llegó a presenciar "situaciones desoladoras" en casos de animales que llegaban malheridos o enfermos. “Hubo una gata a la que la veterinaria no la quiso tratar y terminó con una importante infección ocular. Gracias a Dios pudimos darla en adopción al cabo de 18 días de estar allí y finalmente se curó”, cuenta la ex sanitaria de Son Espases, al tiempo que nos muestra una foto del mal estado del felino en Son Reus y del mismo tras ser adoptado.
Tanto Mila como la asociación Gestión Felina también han denunciado que los gatos son capturados con lazo, pese a estar totalmente prohibido por ley. “Hemos visto como llegaban con el cuello completamente torcido y lastimado”, lamentan mientras nos enseñan un video donde unos operarios de Son Reus reconocen hacerlo de ese modo obedeciendo las ordenes "de su jefe".
Por último, la exvoluntaria dice que los areneros muchas veces son empleados como cunas “teniendo que dormir los gatos envueltos en sus propios excrementos y orines” y que el interior de las UVIS, habitualmente llenas de felinos, de un día para otro se encontraban vacías. “Ya puede uno imaginarse dónde estaban. Acababan con ellos, porque por supuesto que en Son Reus se siguen sacrificando gatos”.
De esta forma, tras meses de declive y ante sus constantes quejas, Pedro Morell amenazó con echarla “porque no le hice caso y seguí alimentando a los bebés. Me moría de pena al ver como estaban de desesperados de hambre porque no podían masticar el pienso de adulto que les ponían. Entonces me advirtió; dijo que me echaría”.
El director finalmente decidió prescindir de su servicio alegando “que no obedecía las órdenes del personal y que una de las veterinarias se sentía presionada por mí”.
“Y yo me pregunto – expresa consternada Mila, - ¿por qué pudiendo ser Son Reus un lugar de bienestar animal, pese a sus limitaciones, su director, con una actitud completamente impasible, deja que el centro sea un lugar de auténtico maltrato y tortura animal? Mi denuncia esta puesta, ahora espero que él y la veterinaria, por fin vayan a juicio”.
EL AYUNTAMIENTO DENUNCIADO “POR ABANDONO ANIMAL”
Por parte de Gestión Felina, y tras el aviso lanzado hace unos meses, finalmente la asociación ha decidido denunciar al Ayuntamiento por abandono animal.
Su portavoz, Patricia, explica que Son Reus pasó de tener ‘jaulas ocultas’, donde metían a los gatos más conflictivos, al extremo de abandonarlos.
“En ‘las ocultas’ vi casos tremendos de gatos agonizando y moribundos que estaban a punto de ser sacrificados. Pero ahora que ya no disponen de estas jaulas, como en el centro no hay espacio, cuando una persona denuncia la presencia de un gato en una zona lo recogen y lo castran para a continuación soltarlo en otra zona alejada de su colonia, sin acceso a agua ni comida. Esto hace que el animal sea totalmente vulnerable al nuevo entorno, lo que supone un abandono en toda regla”.
También han sido testigos de recogidas de gatos perdidos donde no han realizado la lectura de chip “de forma que han seguido incumpliendo la ley y haciendo mal su trabajo. Se supone que si pierdo a mi mascota el centro de recogida de animales de Palma, pagado con nuestros impuestos, debería ocuparse de él y tras hacer una lectura de chip, llamar y entregarlo a sus dueños”, expone Patricia.
Este caso de mala praxis también lo han incluido en la nueva denuncia ante el Seprona aportando con ella todo tipo de pruebas como fotos, videos “e incluso grabaciones de operarios reconociendo que hace meses que, ‘por orden’, lo están haciendo de esta manera”.
Por todo ello, la asociación reclama que se cumpla la ley en su totalidad, así como que se lleve a cabo una gestión transparente, ética y empática por parte de la Comisión de Medio Ambiente de las Illes Baleares como de las colonias felinas. Por último, piden “un respeto real” hacia los voluntarios y a la labor que desarrollan “trabajar coordinados y con protocolos asumibles por ambas partes. Estamos cansados de órdenes sin sentido que obstaculizan nuestra función”.
A día de hoy, la asociación sigue esperando volver a reunirse con el Consistorio “han pasado dos meses desde la última vez y no solo no nos han convocado, sino que no contestan nuestras las peticiones”, asevera.
“LA MALA FAMA DE SON REUS ES TOTALMENTE INMERECIDA Y UNA INJUSTICIA”
Ante todas estas acusaciones, Pedro Morell ha aceptado hablar con Crónica Balear para dejar clara cuál es la función de Son Reus y cómo trabajan.
“Nosotros no tenemos ningún funcionario ni empleado que vaya a cazar gatos. Para las colonias autorizadas damos el permiso a la persona que quiere responsabilizarse de ella y ponemos una serie de normas, como que estén esterilizados y que, en el caso de haber un gato enfermo, lo traiga para tratarlo y luego lo devolvemos a su colonia”.
“Cuando viene una persona y nos dicen que en su jardín tiene muchos gatos lo que hacemos es esterilizarlos e igualmente devolverlos a la zona o a quien lo ha traído, porque este tipo de gato no se entrega en adopción”, explica el director.
Al peguntarle por qué cree entonces que Son Reus no goza de buena fama, nos cuenta que esa imagen “es totalmente inmerecida y una injusticia. Nosotros estamos muy contentos por cómo están aquí los animales y de la evolución que hemos ido viendo en los últimos 10 ó 15 años”.
No obstante, Morell manifiesta que, aunque los animales tienen un bienestar adecuado, “siempre es mejorable ya que manejamos alrededor de 1.500 gatos anuales y en torno a unos 2.000 perros, por lo que es evidente que este número hace que sea una gestión compleja”.
En este sentido, y centrándonos en el cuidado de los animales durante su estancia, Pedro Morell asegura que a todos ellos se les alimenta con comida adecuada a cada edad. “Si es lactante le damos leche y si es pequeño, pienso de bebés. Al igual que al adulto le damos el pienso que le corresponde o si está enfermo y necesita una comida especial, se la suministramos. Por otro lado, somos profesionales sanitarios, y es falso que tenemos a los gatos sobre sus orines. Los veterinarios vienen a realizar su labor, procurando siempre la higiene de los animales y su bienestar”.
Asimismo, el director de Son Reus niega rotundamente que se estén sacrificando animales “hace más de siete años que no sacrificamos a un perro y hará unos dos años que no sacrificamos a ningún gato. Cuando se hacía era porque estaban más de un mes en el centro y no había nadie que los adoptase o porque eran gatos callejeros que crean problemas. Ahora trabajamos en que se adopte más y a los gatos de la calle no los acinamos en el centro, sino que los soltamos enseguida en la misma zona que están”.
Pedro Morell quiere concluir diciendo que el trabajo principal de Son Reus es coger cualquier animal que se pierde y devolverlo al ciudadano “y trabajamos las 24 horas del día los 365 días del año. Si hay un animal perdido nosotros vamos a buscarlo y si lleva chip y localizamos al propietario, ese animal no estará ni 24 horas en el centro. Igualmente, si alguna persona decide renunciar a la tenencia de su animal, nosotros les buscamos otro adoptante. Esto es lo que hacemos.