Arrimadas, de fracaso en fracaso hasta el último desastre del 28M

EFE | 01/06/2023

La portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Inés Arrimadas, durante la rueda de prensa ofrecida este jueves en el Congreso para anunciar que deja la política después del hundimiento casi definitivo del partido en las elecciones municipales y autonómicas del domingo y la decisión de la ejecutiva de no concurrir a las generales del 23 de julio. EFE

Inés Arrimadas ha dejado la política después de una carrera que empezó en Ciudadanos hace una década en Cataluña y que ha terminado en el Congreso tras encadenar fracaso tras fracaso durante su liderazgo y hasta el desastre de las municipales y autonómicas del domingo, con otra dirección que ella avaló.

Arrimadas fue una apuesta personal de Albert Rivera, a quien sucedió después de la dimisión de este por el derrumbe de Cs en las elecciones de noviembre de 2019, cuando paso de 57 a 10 escaños. Ratificada por la militancia, la política nacida en Jerez de la Frontera (1981) se hizo con los mandos de los naranjas a pocos días de decretarse el encierro por la pandemia de la covid.

En su balance político, Arrimadas tiene a su favor el haber hecho de Ciudadanos la primera fuerza de Cataluña. Fue en las autonómicas de diciembre de 2017, convocadas bajo el 155 por el órdago independentista del 1-O. Dos años antes, en 2015, ya hizo de este partido la principal fuerza de la oposición con un discurso marcadamente antiindependentista.

Pese a conseguir que una fuerza no nacionalista fuera el partido más votado en 35 años, la suma de independentistas impuso la mayoría absoluta para gobernar. Entonces cometió el primer error para muchos: no presentarse a la investidura aún sabiendo que iba a perderla y hacer las maletas unos meses después para irse a Madrid.

Hizo "tándem" con Rivera en las elecciones del 28 de abril de 2019 como cabeza de lista por Barcelona, con un triunfo arrollador de los naranjas, que se colocaron en 57 escaños y pisando los talones al PP, pero la repetición electoral del 9 de noviembre de ese año arrolló al partido hasta dejarlo en la insignificancia (10 diputados).

Una debacle que se explica por la cerrazón de Rivera, apoyado totalmente por Arrimadas, de no pactar con Pedro Sánchez un gobierno de coalición, lo que para voces de peso en Cs convirtió al partido en algo inútil para la sociedad.

Después llegó la fallida moción de Murcia que intentó promover con el PSOE para deshacerse del PP, su socio de Gobierno en la región, un terremoto que condujo a los naranjas a perder los ejecutivos de Madrid, Castilla y León y Andalucía.

El pulso con Edmundo Bal por el control del partido el pasado enero cuando se decidió refundarlo, en un intento desesperado de reconectar con el electorado, la dejó muy tocada y aislada dentro del grupo parlamentario porque solo contaba con el apoyo de Guillermo Díaz de los nueve que quedaban.

Con la nueva dirección que encabezan Patricia Guasp y Adrián Vázquez, y en la que Arrimadas ocupaba un puesto en el Comité Nacional, la exlíder tuvo sus más y sus menos en algunos aspectos de la estrategia política, pero compartió la última decisión de que Cs no se presentara a las generales de julio.

Arrimadas, que hace un par de meses decidió dejar Madrid y volver a su ciudad de nacimiento por motivos familiares, mantendrá su escaño hasta que se constituyan las nuevas Cortes el 17 de agosto.

Será a partir de entonces cuando retome su actividad profesional -es abogado- aunque aún no se ha decidido entre las ofertas que ha dicho tener. Está casada con un exdiputado de Convergencia i Unió en el Parlament Xavier Cima, que abandonó la política antes de casarse, y tienen dos hijos.

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