Eficacia y riesgos de las benzodiacepinas

Redacción | 31/08/2023

Las benzodiacepinas son medicamentos eficaces y seguros en situaciones concretas y siempre limitadas en el tiempo.

Pasado ese tiempo estos fármacos no solo dejan de ser eficaces, sino que dan lugar a graves efectos adversos. Un balance complicado entre el beneficio terapéutico y los riesgos para la salud.

EL MEDICAMENTO QUE TU MÉDICO TE QUIERE RETIRAR

Las benzodiacepinas son una familia de medicamentos muy conocida que se prescribe con asiduidad para el tratamiento de los trastornos de ansiedad e insomnio.

Esta familia de medicamentos incluye principios activos tan conocidos como el lorazepam, el alprazolam, el diazepam, el lormetazepam, el flurazepam, etc.

Otros medicamentos similares, que solo se usan para el manejo del insomnio, son los conocidos como fármacos Z: en España se comercializan zolpidem y zopiclona. Aunque químicamente no son benzodiacepinas, funcionan de modo parecido.

Tanto unos como otros se prescriben para ser usados a corto plazo ya que a largo plazo se sabe que dejan de ser seguros. Aquí te explicamos el porqué.

EFICIACIA Y SEGUIRDAD

El efecto global de cualquier medicamento se mide siempre bajo el prisma de lo que en medicina se conoce como el balance beneficio/riesgo: es decir, entre cuán eficaz frente a cuán seguro es. Cuando se autoriza la comercialización de un nuevo medicamento es porque el beneficio que proporciona supera los riesgos inherentes a su uso. Si no, no se aprueba o bien se retira del mercado.

Pero hay casos donde el beneficio solo supera a los riesgos en unas situaciones específicas, y es entonces es cuando el uso del medicamento se restringe a esas condiciones concretas: esto es, precisamente, lo que le pasa a las benzodiacepinas y fármacos Z.

ASÍ FUNCIONAN LAS BENZODIACEPINAS

Las benzodiacepinas funcionan aumentando el efecto de un neurotransmisor del sistema nervioso conocido como GABA (ácido gamma-aminobutírico) cuyo papel es disminuir la excitabilidad neuronal: el GABA sería una especie de "calmante endógeno" y las benzodiacepinas, simplemente, mejoran este efecto.

Las benzodiacepinas, al aumentar la acción del GABA, producen cinco tipos de efectos que responden a los usos médicos de estos medicamentos:

- Efecto sedante, de ahí que se usen como hipnóticos para ayudar a dormir.
- Efecto ansiolítico, de ahí que se usen en trastornos de ansiedad.
- Efecto relajante muscular, de ahí que se usen en espasmos musculares.
- Efecto anticonvulsivante, de ahí que se usen en urgencias para calmar ataques epilépticos.
- Efecto amnésico, de ahí que se use en caso de anestesia y en la UCI.

El papel de las benzodiacepinas es muy necesario, sobre todo en el ámbito hospitalario donde se usan para combatir ataques de pánico, convulsiones, ataques epilépticos y también en la UCI y durante el preoperatorio para la anestesia.

Dado sus efectos ansiolíticos y sedantes también se pueden usar y de hecho se usan en atención primaria para el tratamiento de los problemas de insomnio o ansiedad. Pero el uso correcto en esas indicaciones está limitado a unas pocas semanas. De hecho, en los prospectos se indica que:

En el caso de tratamiento de los síntomas de ansiedad "la duración del tratamiento debe ser lo más corta posible": en general, el tratamiento no debe superar las 8-12 semanas incluyendo la fase de retirada gradual del medicamento.

En el caso del tratamiento de los problemas de insomnio "la duración del tratamiento puede variar de unos pocos días hasta 2 semanas, máximo 4 semanas incluyendo la fase de retirada gradual del medicamento".

LOS RIESGOS DE USAR BENZODIACEPINAS

Los problemas serios que generan estos medicamentos derivan de su uso crónico, por eso su uso seguro está limitado, y pasado ese tiempo aparece tolerancia de efecto y dependencia.

La tolerancia de efecto supone que cada vez se necesitan dosis más altas para conseguir el mismo resultado, con lo que la medicación va perdiendo su eficacia.

La dependencia física se produce también pasadas varias semanas de estar tomando una benzodiacepina, y se manifiesta con síndrome de abstinencia ante la retirada repentina del medicamento o la interrupción del tratamiento.

Los síntomas de abstinencia pueden ser leves o graves dependiendo del tipo de benzodiacepina, de la dosis y del tiempo durante el cual se haya estado tomando.

Los casos leves se caracterizan por lo que se denomina efecto rebote, es decir, los síntomas de insomnio o ansiedad que motivaron el inicio de la medicación vuelven a aparecer, pero ahora con mayor intensidad.

Otros síntomas físicos que pueden aparecer son: dolores musculares, dolor de cabeza, calambres, confusión, irritabilidad, temblor, sudoración, mareos, etc.

En los casos más graves, además, se pueden dar palpitaciones, taquicardia, delirios, pérdida de memoria y convulsiones.

Por eso es muy importante que la retirada de la medicación, pasadas las semanas señaladas en el prospecto, se haga de forma gradual según lo que indique el médico prescriptor quien generalmente pautará una reducción de dosis a lo largo de varias semanas.

CUIDADO CON LOS MAYORES

En el caso de las personas mayores el uso crónico de estos medicamentos es aún incluso menos seguro. Por encima de 65 años, los pacientes tienen una menor capacidad para eliminar estos medicamentos de su organismo lo que les hace extremadamente sensibles a sus efectos: un aumento de caídas y sus consiguientes fracturas, un mayor deterioro cognitivo y riesgo de demencia.

HAZ CASO AL MÉDICO

Si tu médico te sugiere ir eliminando poco a poco de tu medicación regular esa benzodiacepina que llevas tanto tiempo tomando, eso significa que el periodo de tiempo durante el cual tu medicamento era eficaz y seguro ha quedado atrás y ahora el riesgo es superior a los beneficios. Hazle caso, lo hace por tu bien.

ALTERNATIVAS

Cuando acudimos al médico para que nos prescriba algo para dormir o porque sufrimos de ansiedad esperamos que nos manden algo que funcione y sea seguro, pero no hay muchos medicamentos que cumplan ambas premisas.

En el caso de los trastornos de ansiedad hay medicamentos alternativos a las benzodiacepinas, como los antidepresivos de tipo inhibidores de la recaptación de la serotonina (fluoxetina, paroxetina, citalopram, sertralina, venlafaxina, etc.) que, si bien son eficaces y seguros, tienen el inconveniente de que su efecto no es inmediato.

En el caso de los problemas de insomnio las opciones farmacológica son escasas: aparte de las benzodiacepinas y los medicamentos conocidos como fármacos Z (zopiclona y zolpidem) las únicas alternativas farmacológicas son las basadas en la melatonina y la fitoterapia, es decir, remedios herbales tales como la valeriana, la pasiflora, la amapola de california, etc.

Y, para situaciones muy puntuales, algunos antihistamínicos como la doxilamina o la difenhidramina, disponibles sin receta, que como efecto secundario producen somnolencia y por eso se comercializan como ayuda para dormir. En cualquier caso, la opción terapéutica recomendada para tratar los problemas de sueño son precisamente estrategias no farmacológicas (terapia de higiene del sueño y la terapia cognitivo-conductual). 

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