Hablar con uno mismo: así actúa nuestro cerebro

¿Cómo se produce exactamente este diálogo hacia nuestro interior? ¿Tiene algún beneficio?

Redacción | 21/11/2023

Seguro que muchos nos hemos descubierto hablando con nosotros mismos y nos hemos preguntado 'si es esto normal'. Pues bien, no es que solo sea normal, o común, sino que también nos caracteriza como especie.

Varias investigaciones han demostrado que existen personas cuya voz interior permanece en un estado de bastante silencio, mientras que otras son de lo más charlatanas, y es que, en general, este es un ejercicio de la mente ligado a la autopercepción, a la conciencia y a la memoria.

Entonces, ¿cómo se produce exactamente este diálogo hacia nuestro interior? Para empezar, los expertos creen que lo que son en realidad monólogos (porque solo intervenimos nosotros, aunque nos parezca encontrar diferentes voces) son una simulación del habla abierta. Es decir, no hay gran diferencia entre verbalizar y no verbalizar, recoge un artículo para 'Live Science'.

"El cerebro pasa por procesos similares cuando pensamos palabras que cuando hablamos en voz alta", asegura Hélène Loevenbruck, investigadora principal de neurolingüística y jefa del equipo de lenguaje en el Laboratorio de Psicología y Neurocognición del CNRS, el instituto nacional de investigación francés.

Esto, a su vez, se traduce en que las regiones cerebrales activadas durante el habla interna se muestran bastante parecidas a las que se activan durante el habla abierta o habla real.

Dichas regiones incluyen el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo y el lóbulo parietal, por ejemplo, que ayudan a procesar la estimulación externa. Así, durante la infancia, nos comportamos como esponjas que absorben nueva información constantemente desde todos los ángulos.

Según Loevenbruck, los niños que juegan solos suelen dialogar en voz alta con los juguetes, sin embargo, a partir de los 5 a 7 años, esa verbalización se inclina hacia adentro.

UN JUEGO ADULTO

La manera en que hemos construido los perímetros del lenguaje social nos lleva a reprimir estos gestos cotidianos cuando somos pequeños. Porque hablar solo está mal visto, una acción cargada de consideraciones hacia la idea antigua de la locura que aún nos condiciona.

Pero en el fondo, al cerebro le da igual cualquier prejuicio, así que aunque escondido, el cerebro busca la forma de seguir entablando esas conversaciones. Es más, durante las discusiones internas jugamos dos roles, el nuestro y el de la persona con la que discutimos.

Cuando juegas tú mismo, los centros auditivos en el lado izquierdo de tu cerebro se activan, señala Loevenbruck. Mientras tanto, cuando cambias internamente los roles para interpretar a la persona con la que estás discutiendo, "hay una especie de cambio de activación de la región cerebral hacia el hemisferio derecho", en áreas equivalentes como el lóbulo parietal y el lóbulo frontal.

LOS MONÓLOGOS NO DELIBERADOS

Ver la situación en la que te sitúas imaginariamente desde una perspectiva diferente a la tuya propia, incluso si es una perspectiva que estás elaborando tú mismo en tu cabeza, cambia las regiones del cerebro que resultan involucradas en el proceso

Estudios anteriores ya habían demostrado que el cerebro exhibe una actividad similar con el habla interna que con el habla verbalizada a través de observaciones mediante resonancias magnéticas, así que el siguiente paso es acercarse a lo que sucede en estos fascinantes órganos cuando dejamos que nuestras mentes divaguen.

Como expresa la investigadora, "no todos los monólogos interiores son deliberados". A veces, las palabras o las oraciones simplemente aparecen en nuestra cabeza, sin provocación. Sea como sea, escúchalas.

BENEFICIOS DE HABLAR CON NOSOTROS MISMOS 

Los psicólogos coinciden en que estos son solo algunos de los beneficios que tiene soliloquiar:

- Pensar en voz alta te ayuda a motivarte cuando tienes que hacer tareas aburridas y recordarte cuáles son tus metas. Verbalizar una idea estimulará tu cerebro que, al visualizarla inmediatamente, aumentará tu predisposición y tu productividad en el momento de desempeñar cualquier actividad. Además, cuando te congratulas por tus propios logros, refuerzas la seguridad en ti mismo.

- Tu capacidad de concentración se verá favorecida. Esta práctica te permite diferenciar entre lo importante y lo prescindible, entre lo que te interesa en cada momento y lo que puede esperar. Verás con mayor claridad aquellas tareas de las que debes preocuparte realmente y las cuestiones insignificantes, que una vez has sacado fuera de cabeza, no volverán a distraerte.

- Hablar solo es bueno para la memoria. Con este acto se activan los mecanismos sensoriales del cerebro que absorben y retienen la información e integran los nuevos conocimientos que has adquirido.

Las personas que discuten con ellas mismas saben desentrañar mejor las causas de un conflicto, así como las posibles consecuencias de su intervención. Los pensamientos que afloran al exterior ayudan a la toma de decisiones.

Dialogar con uno mismo mejora la expresión lingüística y la capacidad para exponer ideas, por eso es bueno ensayar una presentación en público. Los expertos coinciden en que este hábito se entrenan las habilidades sociales. Practicar delante del espejo una entrevista de trabajo o una conversación en una primera cita te sube la autoestima y te permite controlar mejor los nervios.

- Evita las frustraciones. Si analizas una situación en voz alta, detectarás en qué has fallado, y si haces una autocrítica constructiva, aprenderás de tus errores a la hora de perseguir tus propósitos.

Significa que tu mente está atenta y controla lo que sucede en el presente. Ello te hace disfrutar del momento actual sin que el pasado te atormente, ni el futuro te preocupe en exceso.

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