Por qué los médicos piden que no tomemos bebidas muy frías en verano

Disfrutar de una bebida bien fría mientras nos relajamos en verano puede ser uno de los grandes placeres de las vacaciones. Desde un punto de vista psicológico, nadie duda de ello, ya que ayuda a desconectar y refrescarse.

Todos los expertos en salud coinciden en la importancia de mantenernos hidratados, especialmente durante los días de verano y las olas de calor recurrentes. Sin embargo, existe cierta discrepancia en cuanto a si es relevante que la bebida esté muy fría. Aunque la sensación refrescante puede ser mayor, también puede ocasionar problemas.

Para aclarar este tema, centrémonos únicamente en la bebida más saludable y natural que existe: el agua. No hay duda de que es la mejor opción para mantenernos hidratados. Pero, ¿qué ocurre si está muy fría?

"Lo ideal es beber agua fresca o a temperatura ambiente, pero no excesivamente fría", señala el doctor Antonio Ruiz de Azúa, médico de familia. Estos consejos son válidos tanto para los días de calor intenso como cuando nos sentimos muy acalorados después de hacer ejercicio.

Los cambios bruscos de temperatura en el cuerpo pueden tener consecuencias. "Dado que el esófago, por donde pasa el agua, está cerca del nervio vago, puede producirse una reacción vagal", explica el doctor. Esto puede afectar el ritmo cardíaco y provocar bradicardia, una disminución en la frecuencia cardiaca. En algunos casos, esto también puede reducir la llegada de oxígeno a las células.

Además, al obligar al organismo a trabajar más para compensar la diferencia de temperatura, el agua fría puede tener un efecto contrario al deseado. En su intento de regular la temperatura, el cuerpo puede perder agua, lo que podría llevarnos a deshidratarnos y a sentir aún más sed.

Otro posible problema derivado de cambios bruscos de temperatura es la hidrocución, conocida popularmente como corte de digestión. La doctora Guadalupe Blay, especialista en nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, también desaconseja las bebidas muy frías, especialmente durante las comidas.

La digestión puede volverse más difícil, ya que el agua fría puede solidificar las grasas, dificultando su digestión, explica la doctora.

Asimismo, se ha observado que las personas que sufren de migrañas pueden experimentar un empeoramiento de los síntomas al consumir agua fría, señala la especialista.