El motivo que explica por qué explotan algunas sandías de forma espontánea

La sandía es una de las frutas que mayor cantidad de agua presenta (91,3 – 94,6 g/100 g) y aporta muy poca energía (20 – 33 kcal/100 g). 

Por su bajo valor energético, una ración de sandía podría constituir el postre ideal para quienes deseen reducir el aporte calórico de la dieta.

Además contiene cantidades interesantes de vitaminas con propiedades antioxidantes, como las vitaminas C y A así como compuestos bioactivos, como los carotenoides, que también poseen propiedades antioxidantes.

El fruto es redondo, muy grande, pesa unos 4 kg de media, de color verde, a veces con diferentes tonos de verde. Su pulpa interior es carnosa y jugosa, de color rojo cuando está madura, muy refrescante, con pepitas negras, marrones o blancas.

Precisamente, por su frescor, la sandía es una de las frutas del verano que con más frecuencia se consumen en los hogares españoles aunque lo que no es tan común es que explote.

El divulgador Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro), Doctor en Ciencia y Tecnología de Alimentos y autor de 'Que no te líen con la comida', ha explicado en su cuenta de Twitter por qué puede darse este fenómeno: "Ocurre cuando la corteza se daña ligeramente y el interior se contamina con microorganismos".

Eso hace que fermenten los azúcares y que se produzcan gases en el interior de la sandía, como CO2: "Se van acumulando hasta que la presión es tan grande que explota", ha agregado.

Para elegir una buena sandía en el supermercado hay que fijarse en que la cáscara no esté dañada y en que ésta sea firme y dura, para no encontrarnos una pieza poco o demasiado madura.

Otro truco es fijarse en el peso: si la sandía pesa mucho en relación a su tamaño, eso indicará un buen punto de maduración.