Este es el orden en el que deberías aliñar tu ensalada, según Arguiñano

Hacer ensaladas no se limita a mezclar lechuga, tomate y cebolla. Podemos hacer mil y una ensaladas: de verduras, de legumbres, de frutas... En una ensalada cabe casi todo.

Hay una serie de ingredientes que pueden crear la base, ya sea, por ejemplo, lechuga, unos canónigos, unos tomates o patata. Luego, lo que seamos capaces de inventar. Y finalmente, el toque final, ese que puede arruinar o levantar una ensalada: el aliño.

Si de sabor se trata lo fácil es tirar de una salsa; una de esas densas que lo cubre todo... hasta conseguir enmascarar el sabor de cada ingrediente.

Habrá ensaladas que pidan una salsa, pero si la nuestra es más bien de vegetales y queremos que cada ingrediente sepa a lo que tiene que saber, entonces, mejor un aliño.

La mezcla básica, la de toda la vida, se limita a unir aceite, vinagre y sal. Punto.

Por eso es tan importante mezclar bien el aceite, el vinagre y la sal. Algunos preferirán hacer la vinagreta, o sea, mezclar estos tres ingredientes antes de regar la ensalada, pero lo habitual es echarlos uno tras otro sobre los vegetales.

¿Da igual el orden en que añadamos aceite, vinagre y sal? No, no da igual. Este es el orden 'natural':

- Sal
- Vinagre
- Aceite

Lo recuerda Karlos Arguiñano cada vez que hace una ensalada: lo primero es añadir la sal, luego el vinagre y, por último, el aceite. ¿Por qué? En este orden, logramos que la sal y el vinagre se adhieran en los ingredientes. Así les daremos más sabor.

De otro modo, si empezamos por el aceite la cosa va a resbalar. Se creará una película sobre los vegetales que impedirá que se empapen de la sal y el vinagre.