Hay cuatro tipos de apellidos españoles: ¿De qué tipo es el tuyo?

¿Cuáles son los tipos de apellidos que existen en España? Desde una perspectiva histórica, los apellidos españoles pueden clasificarse en cuatro categorías distintas. De entre estas cuatro categorías, encontraremos una forma lingüística de configurar apellidos que es especialmente común en España.

¿Te gustaría conocer a qué categoría pertenece tu apellido y la historia que puede estar detrás de él? Aquí te proporcionamos una clasificación completa, así como ejemplos principales para que puedas comprender el origen de tu apellido.

Los tipos de apellidos más comunes según su origen son los siguientes:

1. Apellidos patronímicos: Estos apellidos se originan a partir de un nombre propio y son el conjunto de apellidos más extendidos en España. Los patronímicos que provienen de la Corona de Castilla a menudo se derivan del nombre del padre mediante las terminaciones -ez, -oz, -iz e incluso -az.

2. Apellidos toponímicos: Estos apellidos derivan del nombre del lugar donde una persona vivía, procedía o tenía propiedades. A menudo, estos apellidos se anteceden por las preposiciones "de", "del", "de la" o simplemente son gentilicios.

3.1. Apellidos derivados de nombres comunes: Estos apellidos provienen de nombres comunes y pueden estar relacionados con la naturaleza, como la flora, la fauna o las peculiaridades de una región.

3.2. Apellidos derivados de oficios o profesiones: Estos apellidos se relacionan con el oficio o la profesión que ejercía la persona o familia asociada al apellido.

3.3. Apellidos descriptivos o basados en apodos: Estos apellidos tienen su origen en una descripción o algún apodo de la persona o familia asociada al apellido.

4. Apellidos castellanizados: Estos apellidos no tienen un origen hispano, pero con la influencia del castellano, han sido adaptados en cuanto a su grafía o gramática para que se asemejen a la fonética española.

EJEMPLOS

Los apellidos patronímicos, que constituyen el conjunto de apellidos más extendidos en España, se originan a partir de un nombre propio y a menudo llevan terminaciones como -ez, -oz, -iz e incluso -az. Estos apellidos surgieron en la Edad Media cuando las clases altas comenzaron a usarlos a partir del siglo XIII. En ese momento, se empezaron a utilizar apellidos con terminaciones en -ez, que denotaban "hijo de". Aunque el origen exacto de esta terminación aún es desconocido, se sabe que ya estaba extendido en Navarra en los siglos VIII y IX.

En cuanto a los apellidos toponímicos, derivan del nombre del lugar donde una persona vivía, procedía o tenía propiedades, y a menudo se anteceden por las preposiciones "de", "del", "de la" o simplemente son gentilicios.

Los apellidos derivados de nombres comunes pueden estar relacionados con la naturaleza, como la flora, la fauna o las peculiaridades de una región. Ejemplos de estos apellidos incluyen Manzano, Castaño, Castañeda, Pereira, Pereda, Figaredo, Noguera y Olivares, entre otros.

También existen apellidos relacionados con oficios o profesiones, como Alférez, Carpintero, Guerrero, Hidalgo, Verdugo y Zapatero, entre otros.

Por último, algunos apellidos tienen su origen en descripciones o apodos de la persona o familia asociada al apellido, como Aguado, Alegre, Barriga, Cabello, Calvo, Lozano y Pequeño, entre otros.

En cuanto a los apellidos castellanizados, son aquellos que no tienen un origen hispano, pero que han sido adaptados en cuanto a su grafía o gramática para que se asemejen a la fonética española. Por ejemplo, "Branco" se castellaniza como "Blanco".